Aqui es complicado conseguir silencio. Siempre hay gritos, risas, puertas que se abren... vida, mucha vida. Que me hace sentir feliz y que me hace volver a confiar en la raza humana. Una conversación agradable, inesperada, que hace apreciar la dulce sensación del ser humano. Una taza de café con mucha azucar dentro de un rincón acogedor cuando afuera lleve a mares provoca una sensación similar, será porque aquí siempre llueve. El calor físico que envuelve y arropa, que hace olvidarte de todo lo que es necesario olvidar para poder seguir viviendo. Para poder ser feliz. Me gusta mi nueva y eventual vida. La disfruto día a día y presumo de ella. Me creo muy afortunada de poder permitirme esta situación. Además de tener claro que, aunque lejor, todavía hay mucha gente esperándome, deseando que vuelva, planeando una visita, promesas que, en ocasiones se las lleva el viento, pero que tan agradables son de escuchar. Espero que en algún momento y en algún lugar alguien se esté aproximando al estado de la felicidad por mi causa, aunque sea simplemente en una pequeña proporción. Y lo espero porque hay muchas personas que me hacen llegar a mi a ese estado. CARPE DIEM. Disfrutar de lo que tengo ahora, que no tuve cuando tanto lo deseaba, y que quizás por eso ahora sepa mucho más dulce, mucho más rico. Espero que el rencor que sigo acumulando contra los que en su momento me hicieron desgraciada desaparezca, convirtiéndose en agradecimiento hacia los que me dan tanto por nada.
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